1.- LA COMPOSICIÓN
COMO LENGUAJE DE LA FORMA.-
1.1.- Introducción.-
Así como en
el lenguaje escrito, se utilizan palabras que emparejadas (sustantivos,
adjetivos, verbos...) componen frases, capaces de expresar nuestro pensamiento,
sensaciones y sentimientos. Análogamente, una composición visual, está formada de elementos -formas y colores-
ligados entre sí por reglas o criterios de gramática visual, previamente
establecidos.
Los componentes primarios de la imagen -puntos, líneas y
formas- así como la luz, el color, los
planos, los ángulos y movimientos, incrementan la necesidad de una
organización del encuadre. Todos estos factores precisan de un orden, una
configuración espacial que les dé sentido. La operación de organizar los
elementos de una imagen se denomina composición.
Componer es agrupar, ordenar todos los valores visuales que hemos descrito
aisladamente para obtener imágenes con sentido, según una idea guía, según un
estilo, para alcanzar un efecto estético, informativo o narrativo determinado.
Los elementos básicos.
El mensaje de una imagen se compone de algunos elementos formales constantes que se
utilizan en combinaciones y modos diversos. Estos elementos integran el
alfabeto del lenguaje visual y son:
·
el punto
y la línea ·
el espacio
·
el color ·
el volumen
organizadores de la forma a través de la composición.
El punto y la línea y su importancia en la composición.
El punto.-
La
aparición de un segundo punto aumenta la complejidad de estas relaciones. Ahora
las influencias se provocan entre los dos puntos y los limites del encuadre,
pero también entre los dos puntos entre Si.
Cuando
aparecen varios puntos relativamente cercanos se tiende a agruparlos cobrando
formas geométricas. Así, convenientemente dispuestos, tres puntos son fáciles
de asociar con un triángulo, cuatro con un cuadrado, etc..
Se
trata de un fenómeno de percepción visual que se aprovecha a menudo en La
composición de algunas imágenes para incitar a seguir un recorrido definido.
Hay muchas otras maneras de situar los puntos en una imagen. Se trasmiten así
ritmos, movimientos, impactos visuales que dinamizan la composición.
·
Líneas rectas verticales y horizontales
con la quietud y el reposo.
·
por el contrario, las líneas oblicuas y las curvas
consiguen sensación de movimiento, rompiendo la monotonía del encuadre.
Principios para componer.-
·
Claridad: En un universo visual tan abigarrado como el
nuestro se hace necesaria una imagen precisa en términos visuales. Si además
nuestro objetivo es el producir imágenes educativas, el esfuerzo de composición
estará dirigido hacia la concreción máxima de los elementos que llamarán la
atención.
Los
elementos visuales no deben estorbar. No es correcto en términos de composición
la ambigüedad de las formas. Todo aquello que aparece en el encuadre debe estar
nítidamente dispuesto.
·
El principio de claridad impone en una imagen la
necesidad de situar con todo rigor su centro de interés y, en consecuencia,
la línea o recorrido que el ojo debe seguir para leer dicha imagen.
La
composición debe estar al servicio del centro de interés. Es más, se podría
afirmar que la composición debe suscitar en el espectador la urgencia de
encontrar el centro de interés. Éste debe ser un elemento dominante que dé
sentido a la imagen. Se trata de aquella zona de la imagen donde se contiene lo
que ésta significa en esencia.
El centro
de interés no tiene por qué ser único. pueden coexistir dos o más núcleos
semánticos de igual o diversa importancia. Cuantos más puntos de interés
contenga una imagen, mayor cuidado se tendrá en su disposición dentro del
encuadre, a fin de evitar la confusión. En ese caso es cuando cobra su debida
importancia la calculada sugerencia de un recorrido
visual.
·
Recorrido
visual . En la composición se hace preciso marcar al ojo un camino para que
no pierda información. Se trata de diseñar líneas de indicatividad, líneas que
trazan un sendero que conduce a la mirada por los centros de interés de la
imagen.
Cuando se
plantea un recorrido visual dentro de un encuadre hay que tener en cuenta la
forma de leer los textos, de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Estamos
indudablemetne condicionados por estos hábitos pero en la confección de una
imagen entran en juego aspectos que por
sí solos son capaces de crear recorridos alternativos - Líneas, puntos, formas
o masas de luz y color-.
Al margen
de servir de guía de la observación, la línea de indicatividad sugiere por sí
misma sensaciones añadidas a la lectura de una imagen. No es lo mismo, por
ejemplo, recorrer un encuadre en línea recta que en línea curva. Un recorrido
en líneas rectas, sugiere calma, belleza, voluptuosidad. Las líneas quebradas
dan sensación de vitalidad e incluso de violencia. La dirección vertical es más
intensa e impactante que la horizontal. En diagonal la línea de recorrido
siempre se hace más dinámica.
·
Contraste
/ Armonía. El contraste es
un expresivo reforzador del significado. El contraste es estimulante. Atrae la
atención. Sugiere una inestabilidad inquietante provocadora. El contraste amortigua
la posible ambigüedad de una composición. Si interesa resaltar que un personaje
es gordo, nada mejor que colocarlo junto a otro extremadamente delgado. Los
términos opuestos se afianzan en sus valores cuando se enfrentan entre sí.
Afecta a numerosos aspectos: desde el
claroscuro a la yuxtaposición de tonalidades primarias con sus complementarias.
Puede haber también contraste de formas - redondeadas frente a picudas -, de líneas - horizontales rotas por verticales
u oblicuas-, de texturas - rugosas junto a lisas-, de movimiento frente a
quietud o de tamaños de las figuras dentro del encuadre.
Frente a la
estrategia compositiva del contraste se encuentra la armonía, entendida como la vinculación de las diversas partes del
encuadre por su semejanza entre sí. La armonía puede venir dada por la
agrupación de líneas y formas parecidas, por una gradación lumínica suave, por
la elección de colores cercanos en el círculo cromático....
·
Peso
visual . Este peso aparente depende de varios
aspectos. Uno de los más importantes es la propia colocación del centro de
interés dentro del área del encuadre. Un color oscuro “pesa” más que un color claro, una forma (o un conjunto de formas) grande
“pesa” más que una forma pequeña, una misma forma dispuesta en el centro tienen
menos peso que si se coloca en zonas alejadas de él. El centro geométrico es
una zona débil en términos de atracción visual. Aunque depende de la propia
naturaleza de lo representado, lo más corriente es que la fuerza visual de una
forma sea más intensa cuando está situada en alguno de los puntos de
intersección de los tercios. Para entender esto bien habría que remontarse al
origen de la sección áurea.
Euclides la llamaba la Media Dorada. Los
renacentistas hablan de la Proporción Divina. En el siglo XIX, se la conoce
como la Sección Aúrea. En síntesis se basa en una apreciación en un principio
subjetiva de que la división más armónica de una recta no es por su mitad sino
aproximadamente por uno de los tercios.Una de sus peculiaridades más curiosas
es que se trata de una proporción frecuente en la naturaleza y que es percibida
como una relación natural. No sólo se le puede practicar a una línea sino
tambien a un rectángulo o al formato del
papel, consiguiendo así el lugar que acaparará la atención del encuadre.
La
Proporción Divina se define como aquella en la cual la relación entre el mayor
y el menor es igual a la que existe entre el mayor por un lado y la suma del
mayor y el menor por otro. Los medios para establecer esta proporción son
exclusivamente geométricos. No puede ser expresada mediante números racionales,
aunque Fibonacci, el estudioso medieval, representó numéricamente la Media
Dorada, dándole la forma de serie:1/1 2/1 3/2 5/3 8/5 13/8 etc.; los términos de la serie que más se
aproximan progresivamente a la Media
Dorada, son tanto más precisos cuanto más se avanza.
La disposición de las formas guiada por los criterios anteriormente
citados, peso visual, situación del centro de interés, direccionalidad, fuerzas
visuales...; genera efectos de equilibrio si se usan correctamente o de
desequilibrio si se usa al azar, y de ritmos dependiendo de la ordenación de los valores
visuales.
·
Equilibrio.- Es una opción fundamentada en la necesidad de la percepción humana de
estabilidad. No es fácil definir el equilibrio de una imagen. Es más bien una
sensación subjetiva. Por eso no hay fórmulas únicas y son muchos los diseños que
se pueden plantear con idénticos componentes para obtener imágenes
equilibradas.
Es un estado tan natural que no se
percibe cuando existe, pero, si se viola, automáticamente experimentamos una
sensación de molestia y desagrado.
- El equilibrio visual
sobre el plano puede conseguirse, ordenado formas y colores según dos
grandes corrientes:
1. Equilibrio estático.- Busca lo continuo,
lo perenne. Las imágenes cuya organización tiende a lo estático huyen de todo
lo que suponga inestabilidad, movimiento, transformación. Se juega con otros
factores, como la armonía, la uniformidad, la ausencia de tensiones. La
simetría es quizás la principal característica del equilibrio estático.
2. Equilibrio dinámico.- El ojo necesita
estabilidad pero ésta no se refiere forzosamente a la disposición monótona y simétrica
de los contenidos de una imagen. La composición dinámica ofrece alternativas
distintas: el ritmo libre, la asimetría el conflicto. Se trata de elaborar el
encuadre con las herramientas dela variedad y el contraste.
No hay que confundir,
por otro lado, dinamismo con confusión. Es preciso tener claro el principio de
claridad. Aunque incluyamos motivos con cierta dinamicidad, hay que someterlos
a una disciplina, a una jerarquización dentro del encuadre.
El
equilibrio en el espacio se
consigue teniendo presentes dos criterios:
1. Evitando
colocar las formas o sujetos en un único plano frontal de referencia, para no
perder las relaciones precisas de espacio.
Situando las formas en
posiciones distintas, una avanzadas o retrasadas respecto a las otras, de modo
que se evidencie la profundidad y el sentido del espacio, siguiendo las
direcciones de fuga de la perspectiva.
2. La
línea del horizonte se situará en uno de los tercios: el inferior o el
superior, según se quiera dar predominio al cielo o a la tierra.
·
Ritmo.- L a sucesión regular de formas visuales genera un ritmo. El
término ritmo ha sido tomado de la música. En ésta las secuencias de sonidos se
suceden unas a otras en el tiempo.
Los ritmos están continuamente
presentes en nuestra vida. El Rok and roll tiene un ritmo más veloz que el
vals. Nuestro corazón late rítmicamente. Las olas del mar rompen sobre la playa
con ritmo constante. Nuestro caminar tiene un paso rítmico, que se hace más
veloz en la carrera. Las palabras escritas son signos dejados sobre el papel
por el movimiento rítmico de la mano.
La
sensación dinámica que una imagen proporciona se ve, en efecto, reforzada
enormemente por el ritmo diseñado en el encuadre. El ritmo no afecta
obligatoriamente al movimiento físico sino que surge de ciertas formas de
organización. Se crea por la especial ordenación de diversos valores visuales,
por su repetición según una cierta carencia.
Puede haber
ritmo de puntos, de líneas o de formas, de luz y sombra, de color, en el tamaño
y angulación del espacio representado, en los movimientos de la cámara, en el
montaje de los planos consecutivos...
El ritmo
visual puede ser:
·
Uniforme.-
Cuando un elemento se repite de modo
regular y constante. Si el intervalo entre un elemento y otro es breve, se
genera un movimiento lento.
·
Alterno o
binario.- Cuando dos elementos se alternan entre sí. Una forma grande y una
pequeña. Un rojo y un verde; una línea vertical y una horizontal; un cuadrado y
un círculo; una forma arriba y otra abajo, etc...
·
Creciente
o decreciente.- Cuando los elementos
crecen o disminuyen gradualmente en dimensión, grosor, textura, altura o color,
cuando crece o disminuye su distancia.
Si
se produce crecimiento, aumenta la tensión progresivamente al mismo tiempo que
se intensifica en una dirección. El efecto contrario, es decir la
ralentización, se consigue con los ritmos inversos. La alternancia de ambos
provoca una oscilación ondulatoria de efecto dinámico.
Cada
ritmo produce efectos expresivos diferentes. El movimiento sugerido por el
ritmo, esto es, la orientación rítmica, puede disponerse en sucesión lineal
(horizontal, vertical, diagonal y radial) o caracterizar toda la
superficie.
Ü Ritmo
alternado.
Griegos y romanos midieron rítmicamente sus obras. En estas
cenefas se aprecia el genio y la creatividad de las culturas al concebir su
propia ornamentación, -con gran esplendor de la geometría-, que define el
carácter estético de la época. en todas ellas, las articulaciones rítmicas se
desarrollan con dos elementos esto es, de forma binaria.
También
este tipo de articulación rítmica binaria o alterna, puede
desarrollarse con otras variantes:
uno crema y dos granates, dos elementos pequeños y uno grande, etc.; lo que
destierra la monotonía y crea ritmos vivos y dinámicos.
Ritmo
uniforme.
La
columnata de San Miguel de la Escalada, en León del s.I establece un juegos
sucesivo de columnas y vanos, es decir, crea una razón de presencias firmes
tras unos intervalos. El repetirse de estos signos arquitectónicos origina el
ritmo que invita al ojo a correr horizontalmente.
Cuando el
intervalo entre los elementos es amplio se crea una sensación de movimiento
lento y solemne. Si los elementos se suceden con rapidez, el efecto es de
tensión frenética.
Ritmo
creciente.
La progresión o crecimiento supone una variación regular de
cualquiera de las dimensiones visuales, como tamaño, textura, color, etc.;