domingo, 12 de enero de 2014

LA COMPOSICIÓN.

1.- LA COMPOSICIÓN COMO LENGUAJE DE LA FORMA.-

            1.1.- Introducción.-
           
            La composición es uno de los conceptos más importantes en el estudio del lenguaje visual.

            Así como en el lenguaje escrito, se utilizan palabras que emparejadas (sustantivos, adjetivos, verbos...) componen frases, capaces de expresar nuestro pensamiento, sensaciones y sentimientos. Análogamente, una composición visual, está formada de elementos -formas y colores- ligados entre sí por reglas o criterios de gramática visual, previamente establecidos.


Los componentes primarios de la imagen -puntos, líneas y formas- así como  la luz, el color, los planos, los ángulos y movimientos, incrementan la necesidad de una organización del encuadre. Todos estos factores precisan de un orden, una configuración espacial que les dé sentido. La operación de organizar los elementos de una imagen se denomina composición. Componer es agrupar, ordenar todos los valores visuales que hemos descrito aisladamente para obtener imágenes con sentido, según una idea guía, según un estilo, para alcanzar un efecto estético, informativo o narrativo determinado.


Los elementos básicos.


El mensaje de una imagen se compone de algunos elementos formales constantes que se utilizan en combinaciones y modos diversos. Estos elementos integran el alfabeto del lenguaje visual y son:

·      el punto y la línea     · el espacio

·      el color                       · el volumen

organizadores de la forma a través de la composición.

El punto y la línea y su importancia en la composición.

El punto.-

 Si el punto se sitúa en el centro del encuadre, la relación establecida es de equilibrio. Cuando el punto se desplaza surge el desequilibrio, una fuerza de inestabilidad.

                        La aparición de un segundo punto aumenta la complejidad de estas relaciones. Ahora las influencias se provocan entre los dos puntos y los limites del encuadre, pero también entre los dos puntos entre Si.

                        Cuando aparecen varios puntos relativamente cercanos se tiende a agruparlos cobrando formas geométricas. Así, convenientemente dispuestos, tres puntos son fáciles de asociar con un triángulo, cuatro con un cuadrado, etc..

                        Se trata de un fenómeno de percepción visual que se aprovecha a menudo en La composición de algunas imágenes para incitar a seguir un recorrido definido. Hay muchas otras maneras de situar los puntos en una imagen. Se trasmiten así ritmos, movimientos, impactos visuales que dinamizan la composición.

La línea.-

·      Líneas rectas verticales y horizontales con la quietud y el reposo.
·      por el contrario, las líneas oblicuas  y las curvas consiguen sensación de movimiento, rompiendo la monotonía del encuadre.


Principios para componer.-


·      Claridad:  En un universo visual tan abigarrado como el nuestro se hace necesaria una imagen precisa en términos visuales. Si además nuestro objetivo es el producir imágenes educativas, el esfuerzo de composición estará dirigido hacia la concreción máxima de los elementos que llamarán la atención.
           
            Los elementos visuales no deben estorbar. No es correcto en términos de composición la ambigüedad de las formas. Todo aquello que aparece en el encuadre debe estar nítidamente dispuesto.

·      El principio de claridad impone en una imagen la necesidad de situar con todo rigor   su  centro de interés  y, en consecuencia, la línea o recorrido que el ojo debe seguir para leer dicha imagen.

            La composición debe estar al servicio del centro de interés. Es más, se podría afirmar que la composición debe suscitar en el espectador la urgencia de encontrar el centro de interés. Éste debe ser un elemento dominante que dé sentido a la imagen. Se trata de aquella zona de la imagen donde se contiene lo que ésta significa en esencia.

            El centro de interés no tiene por qué ser único. pueden coexistir dos o más núcleos semánticos de igual o diversa importancia. Cuantos más puntos de interés contenga una imagen, mayor cuidado se tendrá en su disposición dentro del encuadre, a fin de evitar la confusión. En ese caso es cuando cobra su debida importancia la calculada sugerencia de un recorrido visual.

·      Recorrido visual . En la composición se hace preciso marcar al ojo un camino para que no pierda información. Se trata de diseñar líneas de indicatividad, líneas que trazan un sendero que conduce a la mirada por los centros de interés de la imagen.

            Cuando se plantea un recorrido visual dentro de un encuadre hay que tener en cuenta la forma de leer los textos, de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Estamos indudablemetne condicionados por estos hábitos pero en la confección de una imagen  entran en juego aspectos que por sí solos son capaces de crear recorridos alternativos - Líneas, puntos, formas o masas de luz y color-.

            Al margen de servir de guía de la observación, la línea de indicatividad sugiere por sí misma sensaciones añadidas a la lectura de una imagen. No es lo mismo, por ejemplo, recorrer un encuadre en línea recta que en línea curva. Un recorrido en líneas rectas, sugiere calma, belleza, voluptuosidad. Las líneas quebradas dan sensación de vitalidad e incluso de violencia. La dirección vertical es más intensa e impactante que la horizontal. En diagonal la línea de recorrido siempre se hace más dinámica.

·      Contraste / Armonía. El contraste es un expresivo reforzador del significado. El contraste es estimulante. Atrae la atención. Sugiere una inestabilidad inquietante provocadora. El contraste amortigua la posible ambigüedad de una composición. Si interesa resaltar que un personaje es gordo, nada mejor que colocarlo junto a otro extremadamente delgado. Los términos opuestos se afianzan en sus valores cuando se enfrentan entre sí.

             Afecta a numerosos aspectos: desde el claroscuro a la yuxtaposición de tonalidades primarias con sus complementarias. Puede haber también contraste de formas - redondeadas frente a picudas -,  de líneas - horizontales rotas por verticales u oblicuas-, de texturas - rugosas junto a lisas-, de movimiento frente a quietud o de tamaños de las figuras dentro del encuadre.

            Frente a la estrategia compositiva del contraste se encuentra la armonía, entendida como la vinculación de las diversas partes del encuadre por su semejanza entre sí. La armonía puede venir dada por la agrupación de líneas y formas parecidas, por una gradación lumínica suave, por la elección de colores cercanos en el círculo cromático....

·      Peso visual .  Este peso aparente depende de varios aspectos. Uno de los más importantes es la propia colocación del centro de interés dentro del área del encuadre. Un color oscuro “pesa”  más que un color claro,  una forma (o un conjunto de formas) grande “pesa” más que una forma pequeña, una misma forma dispuesta en el centro tienen menos peso que si se coloca en zonas alejadas de él. El centro geométrico es una zona débil en términos de atracción visual. Aunque depende de la propia naturaleza de lo representado, lo más corriente es que la fuerza visual de una forma sea más intensa cuando está situada en alguno de los puntos de intersección de los tercios. Para entender esto bien habría que remontarse al origen de la sección áurea.

             Euclides la llamaba la Media Dorada. Los renacentistas hablan de la Proporción Divina. En el siglo XIX, se la conoce como la Sección Aúrea. En síntesis se basa en una apreciación en un principio subjetiva de que la división más armónica de una recta no es por su mitad sino aproximadamente por uno de los tercios.Una de sus peculiaridades más curiosas es que se trata de una proporción frecuente en la naturaleza y que es percibida como una relación natural. No sólo se le puede practicar a una línea sino tambien a un rectángulo o  al formato del papel, consiguiendo así el lugar que acaparará la atención del encuadre.

            La Proporción Divina se define como aquella en la cual la relación entre el mayor y el menor es igual a la que existe entre el mayor por un lado y la suma del mayor y el menor por otro. Los medios para establecer esta proporción son exclusivamente geométricos. No puede ser expresada mediante números racionales, aunque Fibonacci, el estudioso medieval, representó numéricamente la Media Dorada, dándole la forma de serie:1/1 2/1 3/2 5/3 8/5 13/8 etc.;  los términos de la serie que más se aproximan  progresivamente a la Media Dorada, son tanto más precisos cuanto más se avanza.


     



            La  disposición de las formas  guiada por los criterios anteriormente citados, peso visual, situación del centro de interés, direccionalidad, fuerzas visuales...;  genera efectos de equilibrio si se usan correctamente o de desequilibrio si se usa al azar, y de  ritmos  dependiendo de la ordenación de los valores visuales.

·      Equilibrio.- Es una  opción fundamentada en  la necesidad de la percepción humana de estabilidad. No es fácil definir el equilibrio de una imagen. Es más bien una sensación subjetiva. Por eso no hay fórmulas únicas y son muchos los diseños que se pueden plantear con idénticos componentes para obtener imágenes equilibradas.

            Es un estado tan natural que no se percibe cuando existe, pero, si se viola, automáticamente experimentamos una sensación de molestia y desagrado.

                        - El equilibrio visual sobre el plano puede conseguirse, ordenado formas y colores según dos grandes corrientes:

1.    Equilibrio estático.- Busca lo continuo, lo perenne. Las imágenes cuya organización tiende a lo estático huyen de todo lo que suponga inestabilidad, movimiento, transformación. Se juega con otros factores, como la armonía, la uniformidad, la ausencia de tensiones. La simetría es quizás la principal característica del equilibrio estático.

2.    Equilibrio dinámico.- El ojo necesita estabilidad pero ésta no se refiere forzosamente a la disposición monótona y simétrica de los contenidos de una imagen. La composición dinámica ofrece alternativas distintas: el ritmo libre, la asimetría el conflicto. Se trata de elaborar el encuadre con las herramientas dela variedad y el contraste.
                       
                        No hay que confundir, por otro lado, dinamismo con confusión. Es preciso tener claro el principio de claridad. Aunque incluyamos motivos con cierta dinamicidad, hay que someterlos a una disciplina, a una jerarquización dentro del encuadre.

                        El equilibrio en el espacio  se consigue teniendo presentes dos criterios:

1.    Evitando colocar las formas o sujetos en un único plano frontal de referencia, para no perder las relaciones precisas de espacio.

                        Situando las formas en posiciones distintas, una avanzadas o retrasadas respecto a las otras, de modo que se evidencie la profundidad y el sentido del espacio, siguiendo las direcciones de fuga de la perspectiva.

2.    La línea del horizonte se situará en uno de los tercios: el inferior o el superior, según se quiera dar predominio al cielo o a la tierra.
·      Ritmo.- L a sucesión regular de formas visuales genera un ritmo. El término ritmo ha sido tomado de la música. En ésta las secuencias de sonidos se suceden unas a otras en el tiempo.

            Los ritmos están continuamente presentes en nuestra vida. El Rok and roll tiene un ritmo más veloz que el vals. Nuestro corazón late rítmicamente. Las olas del mar rompen sobre la playa con ritmo constante. Nuestro caminar tiene un paso rítmico, que se hace más veloz en la carrera. Las palabras escritas son signos dejados sobre el papel por el movimiento rítmico de la mano.

            La sensación dinámica que una imagen proporciona se ve, en efecto, reforzada enormemente por el ritmo diseñado en el encuadre. El ritmo no afecta obligatoriamente al movimiento físico sino que surge de ciertas formas de organización. Se crea por la especial ordenación de diversos valores visuales, por su repetición según una cierta carencia.

            Puede haber ritmo de puntos, de líneas o de formas, de luz y sombra, de color, en el tamaño y angulación del espacio representado, en los movimientos de la cámara, en el montaje de los planos consecutivos...

            El ritmo visual puede ser:

·      Uniforme.-  Cuando un elemento se repite de modo regular y constante. Si el intervalo entre un elemento y otro es breve, se genera un movimiento lento.

·      Alterno o binario.- Cuando dos elementos se alternan entre sí. Una forma grande y una pequeña. Un rojo y un verde; una línea vertical y una horizontal; un cuadrado y un círculo; una forma arriba y otra abajo, etc...

·      Creciente o decreciente.-  Cuando los elementos crecen o disminuyen gradualmente en dimensión, grosor, textura, altura o color, cuando crece o disminuye su distancia.

                        Si se produce crecimiento, aumenta la tensión progresivamente al mismo tiempo que se intensifica en una dirección. El efecto contrario, es decir la ralentización, se consigue con los ritmos inversos. La alternancia de ambos provoca una oscilación ondulatoria de efecto dinámico.

                        Cada ritmo produce efectos expresivos diferentes. El movimiento sugerido por el ritmo, esto es, la orientación rítmica, puede disponerse en sucesión lineal (horizontal, vertical, diagonal y radial) o caracterizar toda la superficie. 



Ü   Ritmo alternado.
Griegos y romanos midieron rítmicamente sus obras. En estas cenefas se aprecia el genio y la creatividad de las culturas al concebir su propia ornamentación, -con gran esplendor de la geometría-, que define el carácter estético de la época. en todas ellas, las articulaciones rítmicas se desarrollan con dos elementos esto es, de forma binaria.

                       


                        También este tipo de articulación rítmica binaria o alterna,  puede  desarrollarse  con otras variantes: uno crema y dos granates, dos elementos pequeños y uno grande, etc.; lo que destierra la monotonía y crea ritmos vivos y dinámicos.
           
               Ritmo uniforme.
            La columnata de San Miguel de la Escalada, en León del s.I establece un juegos sucesivo de columnas y vanos, es decir, crea una razón de presencias firmes tras unos intervalos. El repetirse de estos signos arquitectónicos origina el ritmo que invita al ojo a correr horizontalmente.




            Cuando el intervalo entre los elementos es amplio se crea una sensación de movimiento lento y solemne. Si los elementos se suceden con rapidez, el efecto es de tensión frenética.

   Ritmo creciente.
La progresión o crecimiento supone una variación regular de cualquiera de las dimensiones visuales, como tamaño, textura, color, etc.;




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